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Un documental a contracorriente

Eva Usi26 de septiembre de 2006

El laureado periodista alemán, Wilfried Huismann, habló con DW-WORLD sobre las reacciones a su documental sobre el asesinato de Kennedy. "Falta mucho por aclarar, pero eso lo harán las generaciones que vienen", dice.

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Escena de la filmación del documental "Cita con la muerte", del periodista Wilfried Huismann.Imagen: WDR


DW-WORLD. Desde que transmitieron su documental en la televisión alemana ARD, hasta la publicación de este libro han pasado ya algunos meses, ha estado usted incluso en México. ¿Cómo ha sido recibida su investigación sobre el asesinato de Kennedy?

Wilfried Huismann: Entre los profesionales, tanto periodistas como especialistas, hay mucho escepticismo. Sorprende que después de más de 40 años aparezca algo nuevo, con nuevos testigos. Es un caso tan discutido, tan analizado que mucha gente no puede o no quiere creer, también por razones políticas, que pueda haber habido un nexo entre Oswald y el gobierno cubano. He estado en presentaciones en México y en Alemania y me ha sorprendido la presencia de muchos jóvenes. Kennedy sigue siendo una figura mitológica como el Ché Guevara y éstos jóvenes no tienen prejuicios. Vieron el documental y comprenden la lógica política, la lógica en la personalidad de Oswald, en su desarrollo como joven revolucionario, inquieto y radical.

Entre el público el documental ha tenido aceptación. Entre los periodistas existe más escepticismo y en la burocracia de muchas emisoras de televisión los prejuicios son tan grandes que ni si quiera quieren transmitir este documental porque son tan pro- castristas que no aceptan como verdad que la CIA en este caso no fue culpable. Eso no lo pueden soportar. Es una limitación intelectual que yo no puedo comprender. Pero es obviamente una herencia que afecta a la generación del 68.

¿Tendrá alguna relación con el hecho de que la actual Administración Bush carece prácticamente de simpatías en el resto del mundo?

Si Clinton fuera presidente en vez de Bush sería mucho más fácil que se transmitiera el documental en el resto del mundo, sobre todo en Estados Unidos. Porque el espíritu de la época es que hay que contraponerse a todo lo que venga de este gobierno reaccionario de George W Bush. Es cierto, el tema va contra nuestro tiempo. Pero me da igual porque no es coyuntural, ni tendrá vigencia de un año. Yo creo que esta investigación que hicimos con mucha profundidad durante tres años en la que participó un equipo internacional integrado por mexicanos, estadounidenses y yo, tendrá una vigencia de por lo menos unos seis años.

Estoy seguro de que abrirá nuevas puertas a la investigación. Hace poco hablé con un especialista del archivo nacional de Estados Unidos, donde tienen un equipo John F. Kennedy. Él me dijo que vieron el documental y que les ha abierto los ojos de alguna manera. Ignoraron pistas pero ahora quieren retomarlas. Quieren insistir a la CIA para que abra el expediente "Escalante". Un expediente bastante gordo sobre el general Fabián Escalante, jefe de seguridad del Estado cubano. Así que eso va a abrir puertas en la investigación.

¿O sea que todavía hay pistas que seguir tanto en Estados Unidos como en México?

Más en Estados Unidos. Yo creo que el Archivo General de la Nación en México, no tiene mucho interés en seguir estas pistas. Quieren la paz política con los dos países, Estados Unidos y Cuba. Como siempre, están en medio, no quieren conflictos y por eso, estoy convencido, no habrá investigación propia en México al menos por parte del Archivo General de la Nación. Al contrario en Estados Unidos, son nuevas generaciones ya, están mucho más abiertos para la discusión e incluso si llegan a la conclusión de que la CIA y el FBI tenían que hundir la investigación por razones políticas, yo creo que ha llegado el momento para admitir eso. Porque los que estuvieron involucrados ya han muerto, excepto algunos, como James Hosty, que es un dinosaurio del FBI.

¿Qué nuevos indicios tiene usted de la implicación de Castro en el asesinato de Kennedy?

En el libro aparecen nuevos testigos que conocieron a Oswald antes del atentado. Que pueden analizar y describir el desarrollo de su pensamiento porque lo importante es no sólo entender la lógica política sino la lógica del agresor, de Oswald. Además, hay nuevas revelaciones sobre su estancia en México. Tengo una larga entrevista con Oscar Contreras, que ahora trabaja como periodista en el norte del país. En 1963 se encontró con Oswald en la en la cafetería de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma (UNAM), que todavía existe. Oswald participó durante dos días en discusiones en el grupo de Oscar Contreras, un grupo muy revolucionario y castrista. Pasaron la noche juntos en una casa de seguridad de este grupo, es decir, pude escuchar muchos y detallados testimonios que te dan una impresión importante. Oscar Contreras me dijo que dudaban de Oswald aunque era simpático e incluso hablaba español, por eso decidieron preguntar primero al embajador cubano. El les dijo que se apartaran de él, que Oswald era un hombre peligroso.

Es decir, eso ya prueba que la embajada cubana sabía de Oswald y sabía mucho. ¿Porque después niegan todo? Ellos se empeñaron en afirmar que nunca habían escuchado hablar sobre Lee Harvey Oswald sino hasta después del atentado. Lo que me dicen mis testigos no es una prueba contundente pero es un pedazo del rompecabezas.

¿Habrá una mayor apertura al respecto cuando muera Castro?

No van a abrir los archivos en Cuba después de la muerte de Castro. Eso pasó en la ex -Unión Soviética tantos años después de la caída del sistema. Porque Putin y su gente todavía protegen la mayoría de las operaciones de la KGB, son carne de la KGB y en Cuba no va a pasar otra cosa. Fidel va a morir pero su gente seguirá activa en la política durante muchos años después. Eso es obvio, aunque hagan sus negocios con la comunidad de ex -exiliados al mismo tiempo. No va a pasar nada respecto a los archivos, estoy seguro, pero, quizás otros oficiales cubanos, ex -oficiales de Seguridad del Estado se atrevan a hablar, al dejar de sentirse amenazados de muerte. Ésa será la diferencia.

Me llama la atención que Oscar Marino pueda seguir tan tranquilo después de todo lo que ha dicho.

Oscar Marino no está en Cuba, si ahí estuviera nunca hubiera hablado, imposible.

¿Y no puede decir dónde está?

Está en América Latina, no puedo revelar en que país. Viaja mucho, es un hombre de negocios. Rompió con la política, rompió con los servicios secretos desde 1978. Su última tarea fue ayudar al joven gobierno sandinista a formar su servicio secreto para la seguridad del Estado y estando en Nicaragüa decidió no volver a Cuba, asqueado de la suciedad que vivió en las entrañas del servicio secreto cubano. El dice "no niego nada, no lamento nada, tuvimos que protegernos contra Kennedy también", con lo que justifica de alguna manera el atentado. Pero no quería seguir en ese mundo de sombras de los servicios secretos. Él está tranquilo, sabe que existe la posibilidad de que lo encuentren. El cree que si los cubanos son listos no van a hacer nada. Estarán contentos de que no he hablado más, porque todavía tiene muchas cosas que contar.

Un proyecto tan complejo como éste es interminable. ¿No tiene todavía inquietudes, alguna pista todavía sin explorar, alguna pregunta qué hacer todavía a alguien?

Casi diariamente surgen nuevas interrogantes, nuevos detalles que uno puede seguir y que es importante seguir todas estas pistas. Pero yo no lo voy a hacer, me volvería loco. Ya es suficiente, en cierta forma estoy harto. Quiero empezar nuevas cosas, descubrir nuevas aventuras. Y yo creo que fundamentalmente en lo principal encontramos la solución. Encontramos la respuesta a la pregunta ¿Porqué mataron a John F. Kennedy?

¿Porqué?

Mi testigo principal, Oscar Marino sabía que contrataron a Oswald. Como él trabajaba en otra área, no supo los detalles, como de qué manera se contactó a Oswald cuando éste regresó de México a Dallas, porque no llegó con su familia. Alquiló una habitación y el teléfono no se lo dio ni a su mujer. Faltan muchos detalles. No se sabe cómo lo aconsejaron los cubanos antes del atentado. Todo eso sería muy interesante saberlo, pero eso lo descubrirán otros.