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Un recuento de la revolución egipcia

Anne Allmeling (Cristina Papaleo)3 de febrero de 2013

Dos años después de la caída de Hosni Mubarak, la situación en Egipto sigue siendo incierta. ¿Cuánto poder real tiene el nuevo presidente? ¿Cuál es el rol de las FF. AA.? ¿Qué rumbo está tomando el país?

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Imagen: picture-alliance/dpa

Egipto ha vuelto a los titulares este domingo por el caso de un video en el que se ve a la policía golpear y arrastrar a un hombre, luego de desnudarlo, hacia un vehículo blindado estacionado cerca del palacio presidencial. El hombre había declarado, antes de la aparición del video, no haber sido maltratado, evidentemente porque fue amenazado por las autoridades. Además, en Egipto todavía continúa el estado de emergencia y el toque de queda, decretados por el presidente, Mohamed Mursi, debido a las protestas que dejaron decenas de muertos en varias ciudades a fines de enero, una medida que recuerda a muchos lo que sucedía en el Egipto del dictador Mubarak. La Constitución egipcia permite decretarlo en caso de catástrofe, para restringir las libertades civiles y, al mismo tiempo, aumentar el poder de las fuerzas de seguridad.

Cuando Mursi asumió el poder, en junio de 2012, aún no quedaba claro cuáles eran los límites de su autoridad. La nueva Constitución estaba comenzando a ser elaborada. La nueva carta magna, en vigencia desde el 26 de diciembre de 2012, también provee a las Fuerzas Armadas de un cierto grado de independencia con respecto al Gobierno, y es criticada a menudo de “islamista”, ya que en ella apenas están representados los derechos de grupos liberales, seculares y de izquierda. Sin embargo, fue aprobada durante un referendo popular.

En realidad, el poder político de Mursi va más allá de los poderes formalmente enmarcados en la Constitución para ejercer su cargo de presidente. Su autoridad es apoyada por los Hermanos Musulmanes, un partido que posee una enorme influencia a lo largo y a lo ancho de todo el país. Mursi mismo era miembro de esa organización antes de asumir la presidencia. Según observadores, se supone que las decisiones políticas de Mohamed Mursi fueron un intento de ayudar a su expartido a obtener la mayoría en el Parlamento.

Mohamed Mursi, presidente de Egipto, posee un gran poder informal a través del partido Hermanos Musulmanes.
Mohamed Mursi, presidente de Egipto, posee un gran poder informal a través del partido Hermanos Musulmanes.Imagen: Getty Images

El poder de las FF. AA. egipcias

Las Fuerzas Armadas son un factor clave en Egipto. De hecho, la negativa de los militares a reprimir las protestas en febrero de 2011 jugó un papel crucial en el derrocamiento de Hosni Mubarak. Más tarde, el poder pasó al Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, bajo el mando del mariscal de campo Hussein Tantawi, hasta que esas atribuciones caducaron o fueron levantadas por Mursi. Poco después, el nuevo presidente egipcio pudo remplazar a la vieja guardia de generales de la época de Mubarak por otros más jóvenes. Entre Mursi y las Fuerzas Armadas se constata una cierta cooperación, por ejemplo, cuando se trata de restablecer el orden. Dado que las FF. AA. controlan un imperio empresarial, incluso más allá de las fronteras de la industria armamentística, dispone de una amplia red de patrocinadores e inmensos recursos financieros que la convierten en un Estado dentro del Estado.

Fuerzas Armadas egipcias son clave en Egipto.
Fuerzas Armadas egipcias son clave en Egipto.Imagen: picture-alliance/landov

Nuevas elecciones parlamentarias en 2013

Las primeras elecciones parlamentarias libres en Egipto se llevaron a cabo entre fines de 2011 y comienzos de 2012. El resultado fue que los partidos islamistas ganaron el 70 por ciento de los escaños. Es decir, que el ganador de esas elecciones fue el partido de los Hermanos Musulmanes, que era el partido de Mursi, con un 37,5 por ciento de los votos. También sorprendió que el Partido Salafista obtuviera alrededor de un 28 por ciento. Hacia fines de junio de 2012, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto disolvió el Parlamento una vez más, alegando que la distribución de bancadas era inconstitucional, y se programaron nuevas elecciones parlamentarias para la primavera boreal de 2013.

La oposición exige separación de religión y Estado

Durante décadas, los Hermanos Musulmanes fueron el mayor y mejor organizado partido opositor en Egipto, a pesar de estar proscripto. Estaba representado en el parlamento y ejercía una influencia limitada en el panorama político egipcio. Desde que gobiernan el país, los Hermanos Musulmanes se dividieron en dos corrientes: una neo-nasserista, liderada por el excandidato a presidente Hamdin Sabahy, que está en contra de un Estado islamista, y un grupo que también lo rechaza, pero que, además, quiere que se dé solución a los problemas económicos, además de exigir un derecho a la coparticipación política. También aquellos que eran adeptos de Mubarak siguen políticamente activos y se benefician de las crecientes tensiones entre los islamistas y los opositores, que quieren que la religión y el Estado sean instancias separadas.

Se sigue reprimiendo la libertad de prensa y de expresión en Egipto.
Se sigue reprimiendo la libertad de prensa y de expresión en Egipto.Imagen: dapd

Fuertes limitaciones a la libertad de prensa

Bajo el régimen de Mubarak, la libertad de prensa en Egipto estaba fuertemente limitada. Desde su caída, la situación no ha mejorado, por el contrario. En 2010, Egipto ocupaba el puesto 127 en el ránking de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF), mientras en 2012 llega solo al puesto 158 de un total de 179 países. El problema es la violencia que no da tregua, dice Christoph Dreyer, de RSF: “En Egipto, la represión a la libertad de expresión es masiva, especialmente si se quiere informar sobre una manifestación, y es muy común ser golpeado por la policía”, dice Dreyer.

Crisis económico-financiera volatiliza aún más la situación

Una de las consecuencias de la revolución egipcia fue que la economía del país se sumió en una grave crisis económico-financiera. Desde la caída de Mubarak, las reservas en divisas del país disminuyeron en más de 20.000 millones de dólares, a cerca de 15.000 millones. Uno de los motivos es la ausencia de turistas, ya que muchos prefieren evitar viajar a Egipto debido a la violencia callejera y a la crisis. También los inversores extranjeros se mantienen cautelosos. Egipto sigue recibiendo ayuda económica del Emirato de Qatar, lo que evita, por ahora, un colapso total. Pero la libra egipcia perdió valor con respecto al dólar y alcanzó, entretanto, una caída récord. Eso afecta al bolsillo de los ciudadanos egipcios, que antes de la crisis ya no contaban con demasiado dinero. “Mucha gente ha caído en una pobreza mayor aún”, dijo la politóloga Hoda Salah a DW. “El pueblo está muy desilusionado”, añadió. Y la grave situación económica es otro elemento explosivo que agrava los conflictos sociales.

Relaciones con Israel y con países árabes

Las relaciones entre Egipto e Israel han empeorado desde el ingreso al poder de Mursi, que, sin embargo, no cuestiona seriamente el Tratado de Paz con Israel, que no halla aceptación en la población. Mucho mejor es la relación de Egipto con EE. UU., que sigue siendo un donante importante a nivel militar. Además, Egipto depende de la ayuda financiera de las monarquías del Golfo Árabe. Pero mientras Doha ve en los Hermanos Musulmanes a la fuerza que lidera a los países de la primavera árabe, la posición de los otros países del Golfo es más crítica. Arabia Saudí es considerado donante y potencia protectora de los salafistas, influidos por los wahabitas, que son los rivales de los Hermanos Musulmanes. Con Irán, Egipto mantiene aún contactos, pero no se produjo la alianza, temida por muchos, en parte, debido a las diferencias entre Mursi y Ahmadineyad acerca del futuro del presidente de Siria, Bashar Al Assad.

El turismo disminuyó en Egipto debido a la incertidumbre política.
El turismo disminuyó en Egipto debido a la incertidumbre política.Imagen: picture-alliance/dpa

¿Cuál será el futuro de Egipto?

Durante mucho tiempo, Egipto fue el centro del mundo árabe, pero en las dos últimas décadas, las monarquías del Golfo ganaron cada vez más poder político y económico a costa de Egipto, que es, con más de 80 millones de habitantes, el país más poblado del mundo árabe. Dubai se convirtió, gracias a inversores extranjeros y a trabajadores llegados de todo el mundo, en una metrópoli moderna, y Qatar utiliza su riqueza petrolera y gasífera para ejercer su influencia también en los medios de comunicación. Según observadores, la emisora Al Jazeera, uno de los medios líderes del mundo árabe, es un instrumento de la política del Emirato de Qatar, que también se convirtió en mediador en los conflictos del mundo árabe, un rol que antes le correspondía, sobre todo, a Egipto. Con lo cual Qatar, además, se asegura influencia política y económica en el futuro. Egipto sigue siendo un país con una inmensa herencia cultural que se extiende a lo largo de varios siglos de historia, pero hasta que no vuelva a estabilizarse su economía y surjan nuevos impulsos políticos desde El Cairo, no podrá recuperar el rol que siempre tuvo en el mundo árabe.

Autora: Anne Allmeling (Cristina Papaleo)

Editor: Diego Zúñiga