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Un vistazo a las empresas militares privadas

Alexander Drechsel (ERS/ELM)8 de junio de 2015

El escándalo de Blackwater puso en 2007 a las empresas militares privadas en primer plano. Entretanto el debate se ha acallado. Sin embargo, están más activas que nunca, según investigadores alemanes.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Cinco institutos alemanes dedicados a la investigación de conflictos emiten anualmente un informe que, en esta ocasión, dedica un capítulo a las compañías privadas de servicios militares. Actualmente no se habla mucho de ellas. Quizás porque hace tiempo que no estalla ningún escándalo de marca mayor, como el de la empresa estadounidense Blackwater. En 2007, empleados suyos dieron muerte a más de una decena de personas en un tiroteo en Irak. Hubo quienes acusaron entonces a la empresa de ser un ejército de mercenarios modernos, que luchan por dinero sin atenerse a la ley.

Negocio en expansión

Entretanto, estas empresas se han vuelto más cuidadosas y ya no actúan "a lo Rambo". “Entre los principales servicios que ofrecen se cuenta la protección de personas e inmuebles, sobre todo en regiones en crisis, y también la recolección de informaciones, mediante consultas, espionaje clásico e incluso esclarecimiento aéreo, cuando disponen de los aparatos necesarios. Pero lo principal es que ofrecen entrenamiento a personal privado y estatal”, explica el politólogo berlinés Florian Flörsheimer.

También Elke Krahmann, una autora del informe, destaca la continua expansión de las áreas de negocios de estas empresas. Por ejemplo, indica que en los años 90, en Alemania, se dedicaban más que nada a ofrecer logística dentro del país. Con las misiones militares alemanas en el extranjero, se añadió también el servicio de mantención de equipamiento militar en el exterior. El modelo de negocios volvió a ampliarse con la misión en Afganistán, donde hubo empresas privadas dedicadas, por ejemplo, al resguardo de recintos militares alemanes.

Elke Krahmann.
Elke Krahmann.Imagen: privat

La intención de los ejércitos suele ser ahorrar mediante el “outsourcing”. Pero ese objetivo no siempre se cumple. Según Elke Krahmann, en las intervenciones internacionales ha habido “empresas que han aprovechado la insuficiencia de controles para elevar los costos”.

Monopolio de la fuerza

No obstante, crece a nivel mundial la importancia de aquellas empresas que ganan dinero en áreas antaño privativas de los ejércitos nacionales. “Es un hecho que esas compañías son hoy parte integral de las operaciones militares internacionales”, afirma la investigadora Andrea Schneiker, de la universidad de Siegen. Al igual que Elke Krahmann, ve con preocupación este fenómeno y considera que lo fundamental es cómo se define el monopolio estatal de la fuerza. “¿Cuáles tareas debe asumir el Estado y cuáles no? ¿Cuáles pueden privatizarse? A mi juicio, eso requeriría un amplio debate público, que hasta ahora no percibo”, plantea Andrea Schneiker.

Empleados de Blackwater en Irak, en 2004.
Empleados de Blackwater en Irak, en 2004.Imagen: AP

Hasta los años 90 imperaba el consenso en que había funciones que debía ejercer el Estado, en especial en lo tocante a la fuerza militar y sobre todo en operaciones en el exterior. Según Krahmann, “hoy en día se argumenta que el Estado es responsable de tales operaciones, pero no tiene que ejecutarlas necesariamente por sí mismo”. En consecuencia, puede derivarlas a contratistas, pero debe garantizar que mantiene el control de su puesta en práctica.