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Una ampliación por conveniencia

Christiane Hoffmann20 de noviembre de 2002

Muchos expertos opinan que la mayor parte de los candidatos para la ampliación de la OTAN no están lo suficientemente preparados desde el punto de vista militar. Sin embargo Estados Unidos los necesita.

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Un niño observa los buques de guerra de la OTAN.Imagen: AP

Durante la cumbre de la OTAN a realizarse este 21 y 22 de noviembre en Praga, los jefes de gobierno y estado de las naciones integrantes de la OTAN decidirán sobre una segunda ampliación de la alianza militar hacia el este. Después de la inclusión de Hungría, la República Checa y Polonia hace dos años, otros diez estados del centro y el este europeo han solicitado su integración. Siete de ellos pueden contar con una invitación para integrarse en el 2003. Se trata de los tres estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania y además Eslovenia, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria. Sin embargo muchos expertos indican que la ampliación de la Organización se concreta de forma precipitada y advierten que estos países aún no están lo suficientemente capacitados para ser integrados a la alianza militar, como lo evidencian las dificultades que se ha tenido con la integración de los tres países de la primera ronda de ampliación en el 2000.

Una decisión política

La ampliación del 2000 fue festejada como un paso para superar la antigua división de Europa. De esta forma la alianza militar honraba los avances por parte de Hungría, la República Checa y Polonia en sus procesos de reforma. Mientras tanto han surgido dudas sobre la capacidad de los nuevos socios, según indica el Centro Internacional de Conversión con sede en Bonn, que se encarga de la reestructuración militar en naciones del centro y este europeo. Andreas Heinemann-Crüder, dirige un proyecto de investigación sobre la reforma de los ejércitos del este europeo. El está convencido de que estas tres naciones fueron incluidas de forma temprana puesto que no contaban con el nivel militar necesario. ' Se trató de una decisión política, pero no militar.'

La principal meta perseguida durante la primera ola de expansión de la OTAN fue lograr mayor estabilidad política en Europa, según Heinemann-Crüder. Los criterios de tipo económico y militar jugaron un papel secundario. En principio se quería comprobar si había democracias estables en estos países. Sus posibilidades militares. ¿Cuánto dinero invierten en el sector militar, qué tan avanzadas están las reformas? ¿Y si los ejércitos de estos países están en capacidad de cooperar con las unidades de la OTAN?

Euforia perdida

Sin embargo no se analizaron con exactitud estos criterios, según indica Heinemann-Crüder. Por lo mismo la euforia inicial resultó pasajera. Se critica especialmente a Hungría por las reducidas inversiones militares. El gobierno húngaro recortó su presupuesto militar, debido a la debilidad de la coyuntura económica. Desde el punto de vista económico es comprensible, según el experto militar, pero desde el punto de vista de la OTAN resulta un incumplimiento. Con la apertura de la alianza militar los socios occidentales, pero especialmente Estados Unidos, esperaban que se incrementara los encargos a sus industrias armamentistas, ya que los tres nuevos miembros tendrían que haber modernizado sus ejércitos y equipararlos a los niveles de la OTAN. Hungría sin embargo optó por contratar los servicios de una empresa sueca, dejando a un lado a los estadounidenses y franceses.

Bases aéreas

De las 7 naciones que se encuentran en la lista de posibles candidatos de la segunda ronda de ampliación, sólo Eslovenia cumple con los requisitos, en opinión de Heinemann-Crüder. Sin embargo para Estados Unidos son otros factores los que tienen importancia en opinión del experto alemán. Lo que interesa a Estados Unidos es si cuentan con capacidad de acoger ejércitos aéreos, si pueden preparar sus aeropuertos para que los aviones de la OTAN puedan aterrizar. Estados Unidos no espera apoyo militar de Bulgaria, Rumania, y los estados bálticos, en realidad lo que está buscando es un tipo de portaaviones. Se trata en primera lugar de contar, en caso de una intervención, con la mayor parte de recursos y bases, opina Heinemann-Crüder. Mediante la admisión de nuevos miembros la OTAN gana flexibilidad pero pierde cohesión.