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"Una bofetada para Merkel"

DW-WORLD1 de junio de 2007

El plan del presidente estadounidense de discutir metas para evitar el calentamiento global no convence a quienes cifraban sus esperanzas en los acuerdos concretos propuestos por Alemania para cumbre del G-8.

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Las propuestas de Merkel corren peligro de naufragar.

Stuttgarter Nachrichten, de Stuttgart: "La cumbre del G-8 todavía no se inicia en Heiligendamm, pero ya ha fracasado, por lo menos en lo que respecta a la protección del clima. El anuncio del presidente George W. Bush de acordar hasta fines de 2008 un objetivo global para reducir las emisiones de CO2 constituye un burdo intento de salir de la defensiva. La canciller Angela Merkel se había propuesto definir ya en la cumbre objetivos claros. Pero Estados Unidos se negará a aceptarlo. Bush juega a ganar tiempo y quiere una política de lucha contra el cambio climático que se ajuste a sus propias reglas. La superpotencia no permite que nadie de imponga lo que tiene que hacer. Esta forma de pensar raya en la ignorancia".

Postergación de lo urgente

Corriere della Sera, de Milán: "En cuanto a la forma, el anuncio representa un paso hacia adelante: Bush ha admitido por primera vez que el cambio climático es un problema grave, ocasionado por el ser humano. La canciller alemana, que ha elaborado para la cumbre de Heiligendamm un plan de acción que Bush rechaza, ha reaccionado en forma relativamente positiva al anuncio del presidente estadounidense. (...) Sin embargo, en opinión de los críticos de Bush, lejos de representar una apertura, este discurso es en realidad una bofetada para el gobierno de Berlín, que aún espera que se apruebe la próxima semana un plan contra el cambio climático. La consecuencia directa del plan de Bush sería, que las medidas más urgentes contra el cambio climático se verían postergadas por otros 18 meses.

Una década de retraso

Financial Times, de Londres: "La única propuesta concreta de Bush consiste en reunirse con los principales actores para establecer objetivos globales de reducción de emisiones contaminantes. Para efectos estadounidenses es algo radical. Pero el resto del mundo industrializado ya cuenta con semejantes objetivos desde hace tiempo, para ser precisos, desde hace más de una década. Se establecieron en 1996 en el acuerdo de Kyoto, que Bush ha intentado desbaratar por todos los medios. Finalmente Bush ha aceptado que la lucha contra el calentamiento global requiere un marco global. Eso es importante y bienvenido sea. Pero su cambio de actitud con 10 años de retraso no demuestra precisamente un liderazgo estadounidense".

Posibilidades de consenso

Daily Telegraph, de Londres: "La mejor solución consiste en que los gobiernos definan metas realistas y luego permitan a los empresarios comerciar con derechos de emisión de CO2. Semejante combinación difícilmente consiga la aprobación general en Heiligendamm. Pero el cambio en la actitud de Bush, provocada por la constatación de que el calentamiento global se ha convertido en un tema destacado en la política interna, incrementa las posibilidades de lograr un consenso".