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Una buena elección para Estados Unidos

Christina Bergmann/ EU7 de noviembre de 2012

Con la reelección de Barack Obama los estadounidenses han tomado una decisión acertada. No es el presidente perfecto, pero si era una mejor alternativa al republicano Mitt Romney, afirma Christina Bergmann.

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Imagen: DW

En materia de política financiera el presidente Obama logró no sólo sacar a Estados Unidos de la recesión, sino evitar también una segunda crisis. Apenas tenía un mes en el cargo cuando firmó un paquete de rescate de más de 787.000 millones de dólares. Con ello dio continuidad a la política comenzada por su predecesor, George W. Bush, que ató un paquete de ayuda para los bancos. Aunque la situación económica no es color de rosa, con un índice de desempleo relalivamente alto, de casi 8 por ciento, los expertos coinciden en que sin las medidas adoptadas, la situación hubiera sido considerablemente peor.

Uno de los mayores desafíos que el presidente tendrá que enfrentar en su segundo mandato es el enorme endeudamiento estimado en unos 16 billones de dólares. El presidente se decidió a favor de una mezcla de aumentos de impuestos y recortes en el gasto público, la única via para salir del endeudamiento.

Contrasta la postura de los Republicanos, a la que se adhirió Mitt Romney, que aseguran que bajo ninguna circunstancia respaldarán un aumento de impuestos, lo que es políticamente irresponsable y fuera de la realidad. Además, quien de entrada descarta un posible compromiso en las negociaciones actúa de manera infantil.

En la política social hay una iniciativa de ley que Obama logró imponer con muchos esfuerzos: la reforma sanitaria. Un segundo mandato de Obama significa que millones de estadounidenses podrían obtener un seguro médico, y que una enfermedad ya no significará una ruina financiera. Mitt Romney amenazó con dar marcha atrás a la reforma apenas llegara al poder. Obama ha impulsado otras iniciativas de ley que por ejemplo, garantizan la misma remuneración a mujeres y hombres desempeñando el mismo trabajo.

En la reforma migratoria se espera que el presidente impulse una política más humana en vez de la marginación que proponen los Republicanos contra un grupo de personas que ha contribuido notablemente en la prosperidad del país.

En la política exterior puede ser que Obama no haya estado exento de errores. Su titubeo ante las manifestaciones en Irán y el derramamiento de sangre en Siria es difícil de entender. Sin embargo durante los últimos cuatro años Obama ha gobernado con mano serena. A quien le reproche haberse quedado demasiado en segundo plano, habrá que recordarle que los estadounidenses lo eligieron en 2008 porque prometió que Estados Unidos dejaría de ser un odiado país que actuaba en solitario, para volver a ser un aliado confiable y buscado. La operación militar internacional en Libia es el mejor ejemplo de ello.

Es difícil prever cómo hubiera sido una presidencia de Mitt Romney a juzgar por los cambios de opinión del republicano en casi todos los ámbitos. Estados Unidos necesita un liderazgo calculable, y con Barack Obama los americanos reeligieron precisamente eso.

Autora: Christina Bergmann/ EU
Edición: Pablo Kummetz