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Una europarlamentaria lucha por la igualdad

Laura Labarga8 de marzo de 2009

Hace años que la europarlamentaria Lissy Gröner convirtió la igualdad de género en una batalla propia: un trato equitativo que podría encontrar en el Instituto Europeo para la Igualdad de Género otro firme aliado.

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Lissy Gröner, europarlamentaria del grupo socialista.Imagen: picture-alliance/ dpa

A los europeos les queda aún mucho camino por recorrer hasta poder palpar la cima de la buscada igualdad entre hombres y mujeres. Eso opina al menos la eurodiputada alemana del grupo socialista Lissy Gröner. Un buen trecho se solventaría si el Instituto Europeo para la Igualdad de Género comenzase por fin a ejercer sus tareas, por eso Gröner aprovecha este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para exigir que la institución inicie de una vez su planeada andadura.

Internationaler Frauentag
Fotografía de un muro con el lema “Mujeres se dan la mano”.Imagen: UN

El Instituto tendrá su sede en Vilna, la capital de Lituania, y estará encargado de asegurar que los géneros convivan en el continente en situación de equitativo equilibrio. Además, el centro servirá de fuente de información: a través de la redacción de informes y de análisis, y de la elaboración de conceptos, sus oficinas tratarán de mantener al día a los socios comunitarios, despertar el interés de los Estados miembros por la materia y procurar que no se cometan errores evitables.

El Instituto Europeo para la Igualdad de Género es una vieja batalla en la bitácora de guerras políticas de Gröner: la pugna por conseguir que una entidad se dedique, oficialmente y a nivel de la Unión, a la igualdad de trato se remonta a los años 90. Hasta 2005 tuvo que esperar la socialdemócrata para que la Comisión Europea propusiese la fundación del centro. Un año más tarde, el Parlamento Europeo comenzó con las tareas de asesoramiento. Mucho tuvo que discutirse y largo fue el proceso hasta recaudar el amplio consenso necesario entre las fracciones, pero finalmente los 27 socios de la UE lograron ponerse de acuerdo.

Los escandinavos, por delante

Como casi siempre en temas sociales, los escandinavos vuelven a llevar la delantera. “En Escandinavia”, explica Gröner, “existe una larga tradición en lo que a la igualdad de género se refiere. Aquí, incluso las mujeres conservadoras son mucho más progresistas que en otros países”. Los hombres ganan en los Estados escandinavos sólo un 6% más que las mujeres (en Alemania la diferencia es del 26%) y el Parlamento sueco demuestra mantener un buen equilibrio entre sus diputadas y sus diputados.

Pero también en la otra punta del continente se pueden encontrar buenos ejemplos de igualdad: el Gobierno de España está compuesto por más mujeres que hombres y en general, dice Gröner, las féminas del sur de Europa ocupan más altos cargos en campos como la educación que en Alemania.

Más femenina y más feminista

El tema sí interesa, asegura Gröner, lo que pasa es que se actúa poco. Las organizaciones de mujeres deben ejercer más presión para que “Europa sea más femenina y más feminista”, opina la eurodiputada. Y hay que sacar adelante el Instituto, repite.

El proyecto del Instituto Europeo para la Igualdad de Género nació marcado por las discrepancias. A Gröner no le parecía que la sueca Virginja Langbakk fuera la persona adecuada para dirigir el centro: la europarlamentaria esperaba una mujer con más experiencia y mayor bagaje en la batalla por la igualdad dentro de la Unión Europea.

Y además, añade, “teóricamente, el cargo también lo podría haber ocupado un hombre […]. Aquí estamos hablando de antidiscriminación, de igualdad e igualdad de género, y ese es el objetivo: para nosotros y para la UE”.