Guatemala, cambio de presidente
13 de enero de 2012De la toma de poder del general retirado Otto Pérez Molina, el 14 de enero en Guatemala, varios elementos llaman la atención a la prensa europea. Después de que la negativa a Sandra Torres –divorciada del presidente Álvaro Colom- a participar en las elecciones fuera acogida favorablemente en diversos análisis europeos como una reafirmación de la democracia, el regreso de un militar al poder, la violencia y la pobreza en la región, la debilidad institucional y las (nuevas) relaciones internacionales del país centroamericano inquieta.
“Por dos decenios, los generales en América Central se abstuvieron. Las guerras civiles en Nicaragua, El Salvador y Guatemala fueron concluidas con acuerdos de paz, que redujeron notablemente los ejércitos y limitaron los presupuestos de defensa. Esa modestia se ha acabado”, comenta el diario alemán Tageszeitung (TAZ). El anuncio de Guatemala de adquirir nuevos bombarderos y sistemas de radar –así como afirmaciones similares en El Salvador, Costa Rica y Panamá- llevan a pensar que a pesar de la crisis económica y la endeble situación social de la región, el rubro militar se amplíará en mucho. Las últimas declaraciones de Pérez Molina –cuya hoja de vida ensombrecen acusaciones de graves violaciones a los derechos humanos- sustentan la inquietud.
El Ejército contra la inseguridad
"El cambio para Guatemala es la transición del Estado en el que nos encontramos a un Estado deseable. Hoy vivimos en un clima de inseguridad, violencia y delincuencia. El cambio consiste en un índice más bajo de violencia e inseguridad, consiste en que los guatemaltecos se sientan más tranquilos”, declaró Pérez Molina pocas horas antes de convertirse en el octavo presidente en los 26 años de democracia del país centroamericano. “Arrancaremos con las promesas de campaña: la conformación de cinco fuerzas de tareas, una contra extorsiones, otra contra el robo de vehículos, otra contra secuestros, otra para combatir el narcotráfico y una para atacar a la delincuencia organizada…”, declaró el exmilitar explicando que para ello organizará grupos de soldados y oficiales del Ejército.
Una situación insostenible
Efectivamente, “debido a la laxa normatividad y a una larga historia de contrabando, las armas abundan. Una población empobrecida y subempleada es una buena fuente de reclutas para la delincuencia. El ganador de las elecciones presidenciales de noviembre tendrá que enfrentar el problema de las inequidades sociales y económicas al igual que la violencia y la corrupción asociada con el narcotráfico. Es necesario el apoyo decidido de la comunidad internacional para asegurar que estos retos no abrumen a una democracia que aún no se recupera de las décadas de violencia política y gobiernos militares”, así se describe la situación que encontrará el Gobierno de Pérez Molina en un informe “Guatemala: narcotráfico y violencia” publicado a finales de 2011 en Bruselas por el think tank International Crisis Group.
“Las pandillas y la delincuencia común florecen bajo las mismas condiciones que les permiten a los narcotraficantes operar con flagrante impunidad: las fuerzas policiales están desmoralizadas, el sistema judicial suele ser objeto de intimidaciones y corrupción y la población desconfía de las entidades encargadas de aplicar la ley, a tal punto que los ricos dependen de fuerzas de seguridad privada en tanto que los pobres se arman para formar grupos de autodefensa”, se afirma en el informe concluyendo que una de la salidas es la cooperación regional y la ayuda internacional no solo para combatir a los narcotraficantes sino también para construir instituciones fuertes.
En este sentido, de un “salvaje norte” habla el boletín digital Blickpunkt Lateinamerika refiriéndose al Petén, en la frontera guatemalteca con México, en donde “la capital y sus leyes están muy lejos. Un paraíso para pioneros y aventureros, para la mafia las drogas, los inmigrantes y las armas…”
No obstante, “el parque bélico solicitado ahora es absolutamente inadecuado para el trabajo policial y sirve exclusivamente para objetivos militares. Esta tendencia a armarse que ha prendido no sólo en ese país sino en toda la región tiene menos que ver con una amenaza común y más con un reflejo que tienen los responsables de política de seguridad desde hace décadas”, analiza Toni Keppeler en el TAZ.
¿Nuevas amistades?
Con todo, nuevas expectativas y posibilidades se barajan con este cambio en Guatemala y motivos para ser optimista sí hay se lee en la prensa regional. La asistencia al cambio de mando de diez presidentes y varias delegaciones internacionales realza su carácter democrático. Sin embargo, la posible presencia del presidente iraní preocupa.
“El presidente iraní aspira a crear asociaciones que lo ayuden a evadir las sanciones de Occidente, a instalar plantas de producción estratégicas, tales como refinerías, en el extranjero, y a profundizar contactos con redes terroristas”, afirma el periódico alemán Die Welt. Para ello, así el rotativo alemán, después de que Brasil, México y Argentina redujeran sus simpatías para con Teherán, aparte de sus amigos habituales –Venezuela, Nicaragua y Cuba-, “Mahmud Ahmadeniyad orienta sus antenas hacia Guatemala”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz