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Una moneda común para América Latina

Eva Usi13 de noviembre de 2008

El economista en jefe de la UNCTAD, Heiner Flassbeck, recomienda a los países de América Latina una integración monetaria como protección ante las turbulencias financieras. "El Estado tiene que ejercer un mayor control".

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Heiner Flassbeck, economista en jefe de la UNCTAD.Imagen: AP

“Todavía arde la crisis financiera y mientras no termine el fuego no podrá evaluarse la dimensión de los daños. Son los Estados los que tendrán que apagar el incendio y velar porque éste no alcance a la economía real” afirma el economista en jefe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Heiner Flassbeck, en conversación con DW-WORLD. Quien fuera secretario de Estado en el ministerio alemán de Economía señala que sólo con una recuperación de la economía real, podrán revaluarse los títulos y certificados sin valor, guardados en las cajas fuertes de los bancos”, asegura.

El experto reitera su punto de vista de que el Estado debe ejercer un mayor control y vigilancia de la economía y los mercados financieros. “Las instituciones estatales deben tener a tiempo una imagen de cuáles son los mercados más altamente especulativos e intervenir con medidas para corregir la situación. Eso vale lo mismo para materias primas que para acciones, para divisas y para el mercado inmobiliario. Los costos de los excesos cometidos han sido demasiado altos para la mayoría”, afirma.

Flassbeck coincide con otros analistas en que es necesaria una nueva conferencia financiera mundial que trate todas estas cuestiones, pero también que aborde la especulación con productos básicos, como alimentos y con materias primas estratégicas, como el petróleo. “Todo esto debe ser parte de la agenda y en los hechos debe haber una institución representativa, no las viejas instituciones surgidas de Bretton Woods en Washington”, afirma aludiendo al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. “Ante la situación actual, una iniciativa de esta naturaleza sólo puede tener lugar en el marco de la ONU”, afirma.

El periodista Ignacio Ramonet, fundador de ATTAC, dice que esta crisis tendrá consecuencias más trascendentes que el colapso de la Unión Soviética, ¿comparte usted esta opinión?

Sí, hay algunas señales que apuntan a esa dirección. El mundo se percata de que el capitalismo no funciona de manera tan sencilla como siempre se creyó, sino que tiene profundas crisis inherentes al sistema. Creo que eso está llevando a mucha gente, sobre todo a los jóvenes, a un cambio de mentalidad, ya no creen tan fácilmente en las bondades del capitalismo. Por lo menos ya no se creerán las flores retóricas del neoliberalismo.

¿Que pueden esperar los países latinoamericanos, cómo pueden protegerse de futuras turbulencias?

Importante es la cooperación regional. Hemos visto que puede llegarse muy lejos con la cooperación internacional en materia financiera. En Europa tenemos el euro que es un ejemplo de ello. Sería recomendable una cooperación monetaria, en Europa no llegó la unificación monetaria de la noche a la mañana sino que tuvo un desarrollo de 40 años a través del sistema monetario europeo y en América Latina sería viable un proyecto semejante. Prácticamente ya no hay países con inflación extrema, habría que hacer una convergencia de las tasas de inflación. Por eso una integración monetaria sería con seguridad el primer y más importante paso para independizarse y protegerse de turbulencias como ésta. El segundo paso, o más bien, parte del primero sería elaborar estrategias de política económica conjuntas. Es aquí en donde yo veo que habría mayores problemas para llegar a un consenso en América Latina. Hay muchas distintas apreciaciones sobre qué tipo de política económica se debe poner en marcha.

Brasil por ejemplo, practica una política monetaria tradicional y ortodoxa, pero su vecina Argentina mucho menos. Entonces ahí hay que discutir mucho más de lo que se ha hecho en el pasado para llegar a una postura común y poder avanzar.

México, uno de los más afectados por la crisis, ha practicado una política neoliberal, mientras que Venezuela, tan criticada por sus políticas populistas, ha resultado menos afectada.

Venezuela tiene la ventaja de que se ha visto beneficiada por el auge petrolero, pero como decía, todos los países de América Latina tienen que discutir entre sí, porque con propuestas tan distintas no se puede trabajar hacia una integración monetaria, no se puede tener una cooperación financiera. Si no se quiere ser el balón de juego de los mercados financieros internacionales, entonces no hay alternativa al trabajo y la cooperación en esa dirección. Hemos visto en Europa que no se alcanza algo así sin tensiones ni conflictos. Es un proyecto de muy largo plazo, pero precisamente a la luz de esta crisis habría que discutir esto seriamente.

En relación a esto que acaba usted de decir, ¿ayuda el que algunos países tengan con EEUU tratados de libre comercio o no?

Hemos analizado estas zonas de libre comercio y el resultado ha sido relativamente sencillo, puede ser que a algunos países los beneficie de manera individual pero eso no beneficia a toda la región. Los países individuales se someten en aras de obtener grandes beneficios, pero al final, cuando se hace un balance, el beneficio es poco.

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