Una rabina en la capital de Alemania
22 de febrero de 2007No todos los judíos están convencidos del papel de las féminas en los altos cargos religiosos. La mayoría de ellos los siguen ostentando hombres. Pero, incluso entre los más ortodoxos, la tendencia está cambiando, asegura orgullosa Gesa Ederberg.
Leyendo la Thora en Berlín
Ante los fieles congregados, el rabino lee la Torá, el libro sagrado de los judíos. Esta será la tarea que le corresponderá a Ederberg en la sinagoga más famosa de Berlín. Una función importante, más de uno tendrá que acostumbrarse a dejarla en manos de una mujer, pero no la única.
Transmitir los valores de la religión judía y el modo de vida en esta creencia es, según Ederberg, su cometido principal y el mejor modo de acabar con los problemas que a menudo surgen dentro de la comunidad religiosa, e incluso entre las diferentes religiones.
En Berlín hay protestantes y católicos, pero también un gran número de musulmanes además de seguidores de otras creencias como la ortodoxa o la budista. Los judíos, como de sobra es sabido, no siempre lo han tenido fácil en estas tierras. Tras la II Guerra Mundial, el número de creyentes en la Torá se había reducido en Alemania hasta la práctica extinción. Pero también en este sentido la nueva rabina se muestra optimista: desde 1989, el número de judíos en Alemania ha pasado de 30.000 a 120.000.
Integrados en el judaísmo
Los nazis consideraban al judaísmo como una raza, maligna por naturaleza, y no tanto como una teología. Tras el periodo nacionalsocialista, el intento de exterminio y el éxodo de judíos durante y después, la recuperación de las comunidades judías en Alemania fue lenta y trabajosa. Y la mayor parte de los que han hecho aumentar el número de oyentes en las sinagogas son inmigrantes.
Los judíos no son una raza ni son una cultura. Son creyentes y entre ellos se presentan también importantes diferencias: las mismas que en una sociedad dan lugar a conflictos entre los de aquí y los de allí. Cuando la comunidad se compone principalmente de personas de diferentes países, los problemas suelen aparecer.
Sin embargo, "son las dificultades normales dentro de una comunidad cosmopolita", dice Gesa Ederberg en una entrevista a la radio alemana Deutschlandfunk. Integración, e integración en los valores de la religión judía, es la solución, afirma la rabina.