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Una señal para el presidente

Marc Koch, desde Buenos Aires (JC)10 de marzo de 2014

El Gobierno del presidente colombiano Santos ganó las elecciones parlamentarias. Puede seguir trabajando y firmar una posible paz con la guerrilla de las FARC. Eso sí: la tarea no va a ser fácil, opina Marc Koch.

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Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, emitiendo su voto. (9.3.2014).
Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, emitiendo su voto. (9.3.2014).Imagen: Reuters

El presidente Juan Manuel Santos y su Gobierno de coalición han aprobado el examen. Nada más. El Partido Social de Unidad Nacional del presidente colombiano seguirá gobernando a pesar del descalabro parlamentario. Lo cual es importante para Colombia, por el hecho de que estas elecciones eran vistas también como una consulta popular acerca de las negociaciones de paz que el Gobierno dirige con la guerrilla de las FARC. Además de que las conversaciones podrán continuar, el presidente Santos puede estar seguro de que, hasta cierto punto, cuenta con el respaldo de la mayoría del Congreso en la necesaria toma de decisiones. También porque el hecho de que hay suficientes diputados conservadores que darán su aprobación.

La oposición está de vuelta

Pero Santos no tiene en absoluto motivos para la euforia. La segunda fuerza en el Senado no corresponde a ninguno de los partidos que apoyan su política, sino al partido de su mentor político y expresidente del gobierno Álvaro Uribe Vélez, actualmente su enemigo íntimo. El Centro Democrático es un partido completamente hecho a la medida de su presidente. Uribe ha sido dotado por los votantes de la responsabilidad de dirigir la oposición en Colombia.

Marc Koch, corresponsal de Deutsche Welle en Buenos Aires.
Marc Koch, corresponsal de Deutsche Welle en Buenos Aires.Imagen: DW

El hombre que, como presidente, dirigió una guerra sin piedad contra las FARC, considera una traición todo tipo de diálogo con el grupo terrorista y pertenece a la minoría de colombianos que nunca ha perdido la oportunidad de condenar abiertamente las negociaciones. Hasta ahora, Uribe había usado las redes para, a través de Twitter, extender su mensaje y criticar la política del Gobierno. Tras los comicios, tiene en el Parlamento un escenario institucional sobre el que seguir representando su papel.

Tiempos difíciles para Santos

Aunque no va a poder evitar una posible paz con las FARC, lo que sí puede hacer Uribe es complicar el camino. El presidente Santos contaba, hasta ahora, con una cómoda mayoría que le permitía gobernar. El núcleo estratégico de su política estaba basado en la alianza de las fuerzas liberales y conservadoras. Durante los últimos cuatro años su Unidad Nacional ha dominado el discurso en el congreso y la voz de la oposición ha supuesto, a lo sumo, un ruido de fondo. Pero Uribe, el experimentado espadachín, va a cambiar esa tendencia. A partir de ahora las cosas no serán fáciles para Santos, ya que posiblemente tenga que consolidar su mayoría con el apoyo de nuevos socios, lo que, a su vez, tendrá un precio político.

Para Santos esta constelación llega en un muy mal momento, puesto que en dos meses y medio aspira a ser reelegido como presidente de Colombia. Uribe ya no puede volver a presentarse porque la Constitución lo prohíbe, pero que está claro es que cuenta con un candidato de su devoción. Aunque el futuro candidato no tenga ninguna posibilidad de ganar las presidenciales, lo que sí puede pasar es que se vuelva a repetir lo sucedido en el Parlamento: que Santos se enfrente a una mayor oposición.

Un largo camino

El actual presidente colombiano ha demostrado muchas veces no toma decisiones acertadas cuando está bajo presión. El año pasado, sin ir más lejos, tuvo que reaccionar con mano dura y ayuda militar ante las protestas campesinas que mantuvieron bloqueado a medio país. Los que le critican lo acusan de no tener un concepto claro de estrategia socio-política. Este batacazo parlamentario es una señal para que Santos reflexione y mejore su política en diversos ámbitos. Bajo el mandato de Santos, Colombia se ha convertido en un Estado más moderno y estable. Una prueba de que, a pesar de todos los intentos de manipulación, éstas han sido las elecciones más seguras de los últimos veinte años. Además ha integrado a Colombia en la Alianza del Pacífico, una iniciativa de integración regional conformada también por Chile, México y Perú que ha supuesto una exitosa alternativa ante la débil alianza Mercosur, la cual practica dudosos experimentos en el ámbito político-económico en países como Argentina o Venezuela.

Sin embargo, esos éxitos de Santos no puede esconder el largo camino que le queda por recorrer a Colombia en cuanto a solucionar sus problemas sociopolíticos y la debilidad de sus instituciones. Juan Manuel Santos haría bien en escuchar la señal que se desprende de estas elecciones, ya que hasta ahora sólo ha aprobado un examen parcial. Todavía le queda rendir el final.