Venezuela: juguetes contra la crisis

La idea de combatir la inflación congelando los precios no es nueva. A comienzos de año, ya Cristina Fernández de Kirchner fracasó en el intento. No obstante, Nicolás Maduro cree que es una buena idea. El fin de semana (09.11.2013), el Gobierno ordenó la ocupación de Daka, una cadena de electrodomésticos, y realizó operativos en diversas tiendas.

Los funcionarios que participaron en los controles obligaron a bajar los precios de artículos como televisores, equipos de sonido y licuadoras, que en parte pasaron a costar solo un 25% del precio al que eran ofrecidos hasta antes de la medida. "He ordenado la ocupación … y que saquen todos los productos a la venta para el pueblo. Que no quede nada en los anaqueles", dijo Maduro por cadena nacional de TV.

Compras masivas y saqueos

La medida desencadenó compras masivas e incluso saqueos. Poco después, el presidente anunció más controles de precios y un tope máximo de ganancias para empresas privadas, que “no debe exceder del 30%”. En aquellos casos en que ese porcentaje sea superado, deberá ser justificado, de lo contrario será rebajado.

Los operativos fueron realizados como respuesta a la “guerra económica” que, según Maduro, el sector privado lleva adelante contra el Gobierno. Así explica el presidente a los venezolanos la cada más tensa situación económica y la continuada escasez en el país. La importación de 50 millones de rollos de papel higiénico a mediados de año simbolizan esa economía de la escasez. Pero esta afecta también a productos básicos, como leche, azúcar y harina.

Economistas ven las causas de la escasez, sin embargo, no en una supuesta “guerra económica” del sector privado, sino en una fallida política económica del Gobierno. Stefan Rinke, polítologo del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín, dice: “El dinero fue gastado por Chávez a manos llenas, pero en lugar de destinarlo a inversiones que hagan avanzar la economía, fue distribuido patriarcalmente entre los pobres... y Gobiernos de izquierda en otros países.” Nicolás Maduro continúa continúa con el modelo “y la línea populista de su predecesor”, agrega Rinke.

Navidad adelantada y juguetes baratos

Concretamente, ello se ve así: para que la fiesta navideña, cuyo comienzo fue adelantado por el Gobierno al 2 de noviembre, realmente pueda ser una fiesta, Maduro garantizó que se pondrán a la venta 50 millones de juguetes. A precios moderados, se entiende. Para ello, el Gobierno entrega divisas a los importadores al tipo de cambio oficial (6,30 bolívares por dolar, mientras que el paralelo cuesta unas diez veces más), con las cuales estos pueden importar y vender los juguetes a bajo precio.

Las insólitas y drásticas medidas gubernamentales pueden ser un intento para recuperar apoyo popular con vistas a las elecciones municipales del 8 de diciembre en Venezuela. De no lograr resultados aceptables, el Gobierno se vería efectivamente en una situación de debilidad. La frase “Con Chávez se vivía mejor”, que se oye por las calles de todo el país y especialmente en las zonas pobres, reflejan una creciente pérdida del capital político que Maduro heredó de Hugo Chávez.

Ello, aunque no ponga en peligro el poder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), sí puede plantear interrogantes acerca de las posibilidades de supervivencia del “madurismo”.