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Venezuela: señal de esperanza

Uta Thofern7 de diciembre de 2015

Todo apunta al cambio en América Latina: después de Argentina, Venezuela se despide del populismo de izquierda. El país necesita poner fin a la polarización, opina Uta Thofern.

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Venezuela Wahlen Nicolas Maduro
Imagen: Reuters/C. Garcia Rawlins

Venezuela es testigo de un cambio democrático pacífico y normal; una victoria de la democracia y la Constitución. El hecho de que lo reconozca así el perdedor de las elecciones no es obvio en Latinoamérica. Argentina, por ejemplo, padece en este momento los embates de una mala perdedora. Que precisamente el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acepte la derrota así de tranquila y claramente no era de esperarse después de la retórica de guerra utilizada durante la campaña electoral.

Pero también el júbilo de los ganadores es relativamente reservado. "Humildad, serenidad, madurez" tuiteó el líder de la oposición, Henrique Capriles, en repetidas ocasiones, Liliana Tintori llama a "la paz y la reconciliación" y el secretario general de la alianza opositora MUD, habla explícitamente de una "Venezuela para todos".

La aplastante victoria de la oposición conservadora no es razón de júbilo, la amarga derrota de los socialistas no es razón de ira. Si este primer resultado de las elecciones parlamentarias en Venezuela perdura, se habrá ganado mucho. Es cierto que la oposición ha logrado una mayoría convincente, pero no hay que olvidar que esta elección fue una de protesta. Muchos votaron para expresar su descontento con el gobierno de Maduro, pero no por dar su apoyo al vago programa de la alianza opositora. La desesperación ante la escasez y la inflación rampante fue más fuerte que el miedo a posibles recortes sociales. Toca ahora a los numerosos y diversos miembros del MUD responder adecuadamente a este voto de confianza.

Independientemente de que la nueva mayoría en el Parlamento sea suficiente para la destitución del Presidente o solo para limitar sus poderes, en Venezuela empieza, lo mismo que en Argentina, un período de convivencia, solo que de forma invertida. Maduro es presidente electo hasta 2019, revocar su mandato será mucho más difícil que ganar una elección general.

Tanto si se trata de levantar estructuras económicas viables o de fortalecer las instituciones concentradas en manos gubernamentales, la alianza de oposición haría bien en tratar de hacerlo en consenso. Maduro a su vez podría recuperar terreno para su Partido Socialista si mantiene el tono de estadista de esta noche y acepta la liberación de los presos políticos.

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Uta Thofern, directora del servicio latinoamericano de DW.

Los votantes han dejado claro que no quieren más escenificaciones políticas y que exigen el fin de la polarización. Venezuela necesita seguridad y estabilidad en el cambio, el fin de la corrupción, recuperar la confianza en las instituciones y una rápida mejora de la situación económica. Hercúlea tarea que no puede ser alcanzada con hostilidad entre los grupos. Si Venezuela lo logra, si Venezuela recupera después de estas elecciones la convivencia democrática, dará una señal clara y fuerte: Latinoamérica se convierte nuevamente en una región de esperanza.