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Chavismo sin Chávez

Marc Koch / Andrés Villegas11 de diciembre de 2012

Antes de someterse en Cuba a una nueva operación contra el cáncer, el presidente venezolano designó a quien debería sucederlo en el poder. ¿Es posible un escenario caótico si la era Chávez Frías llegase a su fin?

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No hay novedades siquiera en su cuenta de Twitter. Contrariando su costumbre, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no ha utilizado el servicio virtual de mensajes desde hace más de un mes. En la televisión, su otro medio de comunicación preferido, no se le vio en las últimas tres semanas, y lo mismo sucedió con la campaña de las elecciones regionales, a celebrarse el fin de semana próximo.

Los venezolanos se sorprendieron el sábado pasado, 8 de diciembre, cuando su presidente enfermo apareció en todas las cadenas de televisión y radio del país, para dar un mensaje tan corto como controvertido: en caso de que no pueda continuar ejerciendo su cargo, Chávez les expresó a sus conciudadanos su deseo de que sea su vicepresidente y ministro de Exteriores, Nicolás Maduro, quien le suceda.

Transición e incertidumbre

Esta es la primera vez que Hugo Chávez, recientemente elegido para su cuarto período al frente del ejecutivo de su país, reconoce que tal vez no pueda continuar. El jefe de Estado venezolano, de 58 años, debe someterse a una cuarta cirugía, cuyo desenlace es bastante incierto. De lo que suceda en la intervención y de la posible mejoría del líder de la revolución bolivariana dependerá la suerte del país suramericano.

Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Octubre.
Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Octubre.Imagen: Reuters

La nominación de un sucesor es una “entrega significativa del bastón de mando”, dice Javier Corrales, profesor de política de la reconocida universidad estadounidense Amherst College. “Es bastante claro que ha comenzado la fase de transición, y este tipo de acontecimientos están marcados por un alto nivel de incertidumbre”, aclara el experto. Si bien Chávez sugiere a Maduro como su sucesor, ello no quiere decir necesariamente que sus seguidores y su partido lo acojan como tal.

Ninguno es como Chávez

Nicolás Maduro, antiguo conductor de omnibús y dirigente sindical, es un íntimo amigo del presidente venezolano y uno de los pocos que conoce todos los detalles acerca de su estado de salud. Como ministro de Exteriores, Maduro ha actuado de manera hábil y prudente. En los círculos chavistas tiene buena acogida y se lo considera reservado. Consecuentemente, el reciente nominado de Chávez ha ampliado su influencia en los últimos años. “Maduro es claramente el hombre de los izquierdistas; viene de la Liga Socialista, es un civil y goza de la simpatía del régimen cubano. Pero podría tener dificultades con los militares”, considera la historiadora venezolana Margarita López Maya.

Oficialmente, nadie se ha rebelado al interior del Partido Socialista Unido de Venezuela contra la designación de Maduro como candidato. Sin embargo, además del ministro de Exteriores hay un segundo hombre fuerte, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello. “Cabello realmente tiene poder, controla al partido y al Parlamento, proviene del gremio de los militares y también es uno de los hombres de confianza de Chávez”, dice López Maya. Y agrega, “sin embargo, ni él ni Maduro poseen las capacidades de mando para controlar al partido y a las bases como lo hace Chávez.”

Chávez Frías junto a su designado Nicolás Maduro.
Chávez Frías junto a su designado Nicolás Maduro.Imagen: Reuters

¿Continuidad o caos?

En este momento, la pregunta sobre el sucesor de Chávez en el poder adquiere gran relevancia a nivel internacional. A pesar de todas sus excentricidades, de sus actitudes revolucionarias dirigidas sobre todo contra Estados Unidos; a pesar de sus coqueteos diplomáticos con Irán, Siria, Bielorusia o China; el actual mandatario venezolano es previsible en cuanto a la política exterior. Para países latinoamericanos como Bolivia, Cuba, Ecuador o Nicaragua, a los cuales Chávez apoya tanto ideológica como económicamente, será determinante quién sea el sustituto del mandatario venezolano. Por su parte, los inversionistas extranjeros le temen aún más a una transición caótica del poder que al intervencionismo socialista estatal, que rige hoy en día y que sigue siendo predecible en cierta medida.

De acuerdo a sus declaraciones del fin de semana, parece que Chávez es consciente de todo lo anterior. Con demasiada frecuencia llamó a su partido y a sus seguidores a la unión y al patriotismo y les pidió continuar por “el camino venezolano al socialismo”. Ello solo será posible si quien le suceda al mando cuenta con la habilidad de Chávez para mantener unidos a los distintos grupos existentes al interior del chavismo. Una posible lucha por el poder desestabilizaría no solamente al país, sino también a la base económica sobre la que se sostiene, la industria del petróleo. “Yo no veo una crisis política en los próximos meses”, dice López Maya, “durante esa fase seguirá reinando la solidaridad con el presidente. Pero a mediano plazo habrá inseguridad, pues el chavismo es muy heterogéneo, con muchas tensiones internas y con una visión del poder demasiado personalista.”, concluye la historiadora.

Antes de despegar con destino a Cuba, Chávez declaró, mirando a su sucesor deseado, que la república y la revolución quedaban en buenas manos. Lo que no dijo fue por cuánto tiempo.