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Viejos amigos y nuevos socios

Entrevista hecha por Gonzalo Cáceres22 de octubre de 2006

Entrevista exclusiva de Deutsche Welle con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, en su visita oficial a Alemania.

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"Tengo un gran cariño a Alemania", afirma Michelle Bachelet, presidenta de Chile.Imagen: DW-TV

DW: Presidenta, usted llegó en visita oficial a un país donde vivió y estudió en el exilio. ¿Qué sentimientos guarda para Alemania, qué significa para usted esta visita?

Presidenta de Chile, Michelle Bachelet: Bueno, lo primero es que le tengo un gran cariño a Alemania, naturalmente. Y no es sólo un cariño protocolar, porque claro, como Presidenta de la República a uno siempre le interesa tener muy buenas relaciones con un país como Alemania, una potencia con la cual compartimos muchos valores y una perspectiva internacional muy similar. Sin embargo, en este caso, tanto porque Alemania me acogió a mí y a mi familia, además de estudiar y trabajar, aquí nació mi primer hijo en Leipzig. La verdad es que además acogió a muchos chilenos y chilenas; en ese momento eran dos Alemanias, y en ambas se acogieron a muchos (chilenos y chilenas) y yo tuve la mejor experiencia. Tuve grandes oportunidades, tuve que aprender alemán, conocer al pueblo alemán y además estudiar medicina. Y la verdad es que mucho cariño y por tanto el mejor interés y entusiasmo para avanzar cada día en una mejor relación entre ambos gobiernos, ambos pueblos, ambos parlamentos.

En Alemania también gobierna una mujer y una, que como Usted, vivió en la ex República Democrática Alemana. ¿Hay algo más de común con ella que esta circunstancia histórica?

Los desafíos que tenemos son importantes, son similares en una cierta manera. Y tenemos una similitud yo diría en el sentido de que ambas somos mujeres, somos profesionales y estamos por desarrollar nuestro servicio con una vocación de servicio público muy grande.

Antes de llegar a canciller, Angela Merkel despertó muchas esperanzas. Y parece que eso sucedió también con usted en Chile: la gente se ilusionó con que muchos problemas se podrían solucionar rápidamente. ¿Cuán fácil es gobernar para una mujer y sobre todo cuán fácil es gobernar en un país que es democrático pero en donde a los hombres les gusta llevar las riendas?

Uno de los temas que yo me he preguntado es si existe un liderazgo femenino. Y si ese liderazgo femenino puede ser exitoso en un mundo donde los liderazgos políticos históricos han sido más bien tradicionales masculinos. Yo diría más que liderazgo masculino o femenino, lo que está de fondo son liderazgos más tradicionales, una manera de hacer la política más tradicional o una manera de hacer la política que conserva algo de tradición pero también busca nuevas formas de manera de encantar a la gente con la política. Y eso es lo que yo quisiera aportar no sólo por el hecho de ser mujer, también por el hecho de que estoy convencida de que la política sigue siendo plenamente válida en este mundo, en América Latina e incluso tal vez más válida que nunca, en un mundo globalizado el poder encontrar cómo cada país mantiene su identidad, su particularidad. Pero además es capaz de integrarse en este mundo, requiere a mi juicio entender que también en la política tenemos que buscar otras formas, otras redes junto con las formas tradicionales de hacer política.

Por el hecho de ser mujer, por el hecho de ser madre, por el hecho de ser socialista Usted ha puesto mucho acento en la necesidad de resolver los problemas sociales del país. ¿Cree que tendrá éxito?

Sí, yo creo que sí. Ahora en un gobierno de cuatro años uno no resuelve todos los problemas, pero sí puede producir avances significativos. Y yo me he planteado como meta consolidar un sistema de protección social efectivo. Y eso tiene un conjunto de áreas. No son sectores por separado que hacen tareas sino que cómo se conforma un sistema que garantiza, donde obviamente está incluida la salud, la educación, la vivienda, la seguridad. Yo tengo metas muy concretas, estamos trabajando muy enfocado a eso y creo que va a tener éxito porque además estas decisiones políticas llevan de la mano un concreto recurso: en la discusión presupuestaria para el próximo año nosotros hemos decidido que el 68% del presupuesto sea para el gasto social. De manera que estos objetivos puedan realmente cumplirse.

En todo caso hay mucha gente que no entiende la necesidad de establecer justicia social o de niveles sociales bastantes amplios, y en América Latina por ejemplo vemos una enorme diferencia entre una minoría muy rica y una mayoría muy pobre. ¿No se está construyendo una bomba terrible de cara al futuro si no se soluciona ese problema?

Pienso personalmente que es indispensable hacerse cargo de eso. Es indispensable en un mundo donde se generan condiciones para que la economía crezca, para que la economía juegue su rol y que su rol es garantizar mejores condiciones de vida para los ciudadanos. Y no es al revés: no es los ciudadanos trabajar para que haya una mejor economía.

...Suele ocurrir…

Suele ocurrir...Pero efectivamente creo que hay que hacerlo entendiendo que la economía es importante y que es necesario que los países se enriquezcan, y que crezcan pero que sus ciudadanos tengan mayores logros y mayores beneficios. Primero, es necesario porque es justo, porque es éticamente indispensable. Yo creo en la necesidad de la justicia social. Entonces yo le diría que el punto que usted me señala es fundamental. Necesitamos producir mayores grados de equidad, de justicia social en una región como la América Latina, que hizo todos los cambios económicos que le pidieron en su momento, todos los ajustes estructurales y sin embargo, a diferencia de lo que se señalaba, la diferencia de la desigualdad social creció. Y eso no es aceptable.

Chile optó por un modelo de desarrollo económico que tiene límites. No sólo en lo social, sino que también límites por ejemplo en el campo energético. Y hoy en día en América Latina se habla mucho de la posibilidad de establecer centrales nucleares para poder seguir desarrollando el modelo desde el punto de vista de la derecha, también contribuir a la justicia social. ¿Cuál es la posición de Chile, hasta qué punto el camino de las centrales nucleares es una política de su gobierno ahora o en el futuro y en qué medida por ejemplo también en ese campo podría colaborar con los alemanes en el terreno de las energías renovables?

Yo no tengo incluido en mi programa de gobierno el desarrollo de la energía nuclear. Lo que sí tengo incluido es el desarrollo de una política energética que contemple múltiples proveedores y múltiples fuentes de energía. Y uno de los temas de mayor importancia durante mi visita acá es la discusión, la participación en algunos seminarios, el encuentro con autoridades y empresarios con experiencia. Porque Alemania es uno de los países que tiene tremenda experiencia en energía renovable no tradicional. Pero sí estamos desarrollando y es parte de mi programa de gobierno, llegar a que más del 15% de las nuevas formas de energía sean por fuentes renovables no tradicionales y así es que estamos avanzando en todo lo que es eólico, geotermia, solar, etc. Eso es una parte muy importante de cooperación. Ahora, lo que sí sucede es que he solicitado que se hagan los estudios climatológicos para ver si en algún momento de la historia del país –u otro gobierno, esto no sería materia de mi gobierno- puedan tomar una decisión de si desarrollan energía nuclear o no en Chile.

Una última pregunta, Señora Presidenta: naturalmente los problemas de Chile son en cierta medida común a los de otras naciones latinoamericanas, tanto en el campo energético como en otros. Sin embargo, se habla del destino común, de la unidad latinoamericana con mucha fuerza... Pero en el momento de los ¿qué hubo? (*pedir cuentas) como dicen los chilenos, de pronto cuando hay que elegir un representante latinoamericano en el Consejo de Seguridad se producen enormes diferencias. Vista esta situación ¿cómo se puede resolver ahora, cuál es la propuesta de Chile?

Yo creo que esto es una situación en proceso, en desarrollo. De acuerdo a lo que hemos visto en las últimas votaciones no se ve con mucha claridad que ninguno de los dos candidatos al Consejo de Seguridad que lleva América Latina pueda tener una mayoría suficiente como para ser electo. Así que es muy probable que finalmente se tenga que optar por un tercer candidato de consenso. Lo importante, a mi juicio, es que el quien quede sentado representando el reemplazo de Argentina en el Consejo de Seguridad sea un país que cuente con el más amplio respaldo en la región, puesto que América Latina tiene voz, tiene pensamiento, quiere ser parte de este mundo y quiere poder no sólo decir lo que piensa sino también ser escuchado y tomado en cuenta a la hora de la toma de decisión.

Señora Presidenta, muchas gracias por esta entrevista.