Viento marino para generar electricidad

Alemania es líder mundial en la producción de energía eólica. La decisión de la Oficina Federal de Navegación e Hidrografía, de dar luz verde a la construcción del primer parque eólico en la costa alemana en el Báltico, significa un nuevo impulso al sector. A finales del 2004, Alemania contaba con un total de 16.453 molinos de viento que producían 16.600 megavatios. La energía eólica provee actualmente un 6 por ciento del consumo neto de energía eléctrica. El sector espera que en el transcurso del 2005 la producción de energía eólica registre un aumento de 1700 megavatios.

El nuevo parque, en la zona marítima de Kriegers Flak a unos 30 kilómetros de la costa de Rügen, en el Báltico, tendrá un costo de 700 euros y será construido en el transcurso de los próximos dos años por la empresa Offshore Ostsee Wind AG. También fue autorizado el trazado del cableado eléctrico, con lo que una vez concluido el proyecto, se podría abastecer de energía eléctrica a la ciudad de Rostock de unos 200.000 habitantes.

Tecnología puntera

Otro proyecto que se encuentra en fase de estudio es el Baltic I, un parque con 21 molinos cuya construcción está prevista a unos 15 kilómetros de la península de Darss, también en el Báltico. El ministro presidente del Estado de Mecklenburgo Vorpomerania, Harald Ringstorff, dijo que ambos proyectos ofrecen la posibilidad de probar tecnologías punta, y de generar nuevas fuentes de trabajo en la región. Según los planes de construcción, se integrará el cableado de ambos parques los últimos kilómetros al llegar a la costa.

En el proyecto Kriegers Flack participarán otras empresas como Nordex, Liebre y Siemens. Pese a las fuertes protestas del sector turístico, se espera que las autoridades alemanas den luz verde al proyecto Baltic I. En diciembre pasado fueron rechazados dos proyectos de construcción: el “Adlergrund” y el “Pommersche Bucht”, ambos con unos 150 molinos de viento. La Oficina Federal de Navegación e Hidrografía justificó su decisión debido a consideraciones medioambientales. Ambos proyectos significaban un peligro para las rutas migratorias de las aves sobre el Báltico, lo que violaba los lineamientos de protección a las aves migratorias de la Unión Europea.