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Wim Wenders: Don't come knocking

Emilia Rojas Sasse25 de agosto de 2005

Un moderno western; una tragicomedia; un homenaje a la pintura de Hopper. Algo de todo eso tiene la última película del director alemán Wim Wenders, que acaba de estrenarse en los cines de su patria.

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Jessica Lange und Sam Shepard dan brillo a Don't Come Knocking.Imagen: dpa - Report

Los escenarios en que Wim Wenders sumerge a los espectadores de su nueva película, "Don't come knocking", resultarán familiares a los admiradores de la pintura de Edward Hopper. Los mismos colores, la misma plasticidad, la misma soledad en medio de edificios o mobiliarios familiares. Es la atmósfera que envuelve esta historia, con claras reminiscencias de su primer éxito mundial, "París-Texas". Pero el nuevo filme de Wenders, que este jueves se estrenó en los cines alemanes, tiene otra tónica. Un aire de tragicomedia.

El foco estadounidense

La trama, o mejor dicho el drama, es el de un hombre maduro que regresa a sus orígenes, en un viaje que no sólo es interior, sino también al lugar de los reencuentros. Un viejo actor (Sam Shepard) se despoja de su papel de cowboy para salir al encuentro de su propia vida y da, entre otras cosas, con un hijo de cuya existencia ni siquiera tenía noticia. En su desconcierto y desvalimiento se oculta también ese dejo de comicidad.

Buenas han sido las críticas de esta película, con la que Wenders rinde también homenaje a su patria de adopción, Estados Unidos. Una relación que lo ha llevado también a tomar postura ante los procesos que vive la sociedad estadounidense, incluso en el ámbito político. El cineasta alemán, por ejemplo, no trepidó en sumarse a los críticos de George W. Bush en la última campaña electoral ni ocultó la desazón que le produjo su elección.

El regreso a los orígenes

Pero, por muchas odas fílmicas a Estados Unidos y a la pintura de Hopper, Wenders sigue siendo un cineasta profundamente alemán. El tono de obras como "El cielo sobre Berlín" lo ponen de manifiesto a las claras. Y ahora, en su madurez, también para él se acerca la hora del regreso a los orígenes. Por lo menos tiene claro que desea rodar una película en su propia patria. "Sé que de todos modos quiero filmar en Alemania, pero no sé más. Primero tengo que llegar a Alemania y dar un par de vueltas, antes de tener derecho a hacer nuevamente cine aquí. Por el momento, para mí esto es más desconocido que el oeste estadounidense, que entretanto conozco realmente bien, mejor que Sajonia, Mecklemburgo o Baviera", señaló en una entrevista.

De seguro no le faltarán temas, ni facetas que descubrir. El director de "Buenavista Social Club" tiene el ojo entrenado y la combinación de su experiencia estadounidense con el sentir germano prometen resultados interesantes. Pero, de momento, Wim Wenders no tiene prisa. Como señaló a la agencia DPA, "hice tres películas casi una tras otra y ahora estoy feliz de que "Don't come knocking" se estrene. Su público también lo está.